Se cumplen unos 10 años cuando se publicó la primera parte de la obra "Locomotoras Diésel", dedicado a la primera generación de este tipo de tracción ferroviaria. Renfe valoraba adquirir locomotoras diésel entre varias opciones presentadas por fabricantes nacionales en colaboración con fabricantes europeos y americanos. La opción más favorable, influenciada por la estratégica del contexto internacional de la época, fue la de los constructores americanos. Las locomotoras de la empresa ALCO, del modelos estándar "World DL-500" fueron las que iniciaron la dieselización de los trenes de Renfe formando las series 1.600 y 1800, ampliamente tratadas en el volumen I de esta obra. Años después, debido a indecisiones y, sobre todo, a la falta de financiación, la serie se amplió gracias a un concurso internacional en el cual el pedido se repartió entre Alco y General Motors (Volúmenes II y III). la locomotora ALCO fue el mismo tipo DL-500 aunque adaptado y mejorado con dos cabinas simétricas, abandonando la cabina aerodinámica en un extremo del modelo original.
La nueva serie, denominada 2.100, permitió la supresión definitiva de los trenes de vapor en toda Andalucía y en Galicia, además de extender otras locomotoras de la serie en amplas zonas de Castilla y Extremadura.
Las locomotoras ALCO y sus herederas de MLW y después Bombardier ofrecieron gamas de exportación a todo el mundo que, sin llegar a las cuotas de las grandes competidoras, EMD-GM y GE, la fabricación bajo licencia permitió una amplia difusión en numerosas redes.
Este trabajo cierra un ciclo que se inició a mediados de los años cincuenta con la llegada a Renfe de la locomotora prototipo de ALCO, la DL-500 y se cierra con las locomotoras DL-500S bicabinas, serie 2100 de Renfe, y con las locomotoras MLW/Bombardier de exportación, tanto de Portugal como las construidas en colaboración por CAF para Brasil.
La robustez de estas locomotoras han permitido continuar en servicio activo debidamente remodeladas hasta hoy, aunque sea precariamente en trabajos de mantenimiento por las vías de Renfe y en algunos contratistas privados. Una especial mención a la presencia de una veintena de locomotoras en los ferrocarriles de Argentina, adquiridas de ocasión a mediados de los noventa.