El presente trabajo trata sobre el desarrollo de las comunicaciones por ferrocarril en una amplia región montañosa que
abarca parte de Burgos y La Rioja, fijando la atención en sus orígenes mineros. A medida que hemos ido profundizando en cada
una de estas líneas de comunicación, nos ha sorprendido la relación entre algunos de los principales promotores de los distintos
proyectos mineros y ferroviarios, llevados a cabo entre la segunda mitad del siglo XIX y la década de 1920, más concretamente,
en su etapa de máximo apogeo entre 1890 y 1920, periodo a partir del que se inició una etapa de decadencia o declive de
sus principales explotaciones mineras. En una época de gran incertidumbre en lo que se refiere a las estimaciones sobre la
potencial riqueza minera debida a los métodos de cálculo poco precisos de entonces y de constante fluctuación de precio de los
minerales, en muchas ocasiones fracasaban proyectos de líneas cuya hipotética rentabilidad era sobreestimada, producto del
entusiasmo en un ambiente generalizado de tendencia a favor de la modernidad que el ferrocarril representaba. Tampoco las
previsiones económicas de amortización de las líneas de servicio público basadas en cifras de viajeros o mercancías potenciales
eran acertadas, porque en no pocos casos primaba el interés del beneficio a corto plazo que suponía la propia construcción de
estos primeros caminos de hierro para banqueros que financiaban los proyectos, industrias constructoras de material ferroviario
e infraestructura, propietarios de terrenos expropiados o empresarios promotores especuladores.
El libro está ordenado en capítulos que hacen referencia a algunas de las distintas comarcas de la Sierra de la Demanda.
Como el área es extensa y las explotaciones mineras están muy diseminadas, el criterio de selección de las zonas mineras objeto
de estudio ha sido el de la ubicación en cada comarca elegida, de algún proyecto construido de ferrocarril o incluso de algún
cable o tranvía aéreo para transporte de mineral de los que tenemos noticia. Hemos tomado como ejes de referencia las líneas
de ferrocarril Villafría-Monterrubio y Haro-Ezcaray con sus entornos mineros de los Altos Pedroso y Arlanzón en Burgos y del
Alto Oja en la Rioja. También se incluye el Alto Najerilla en La Rioja con un ferrocarril minero de tracción animal en Mansilla
y la comarca carbonífera de Juarros en Burgos muy próxima a la línea Villafría-Monterrubio, en la que además se ejecutó un
tranvía aéreo. No hemos tenido en cuenta la línea Santander-Mediterráneo que surcó la sierra por su extremo meridional, al
considerar que fue construida en una época algo posterior y en la que no apreciamos vínculos con la riqueza minera de esa zona
que también la tuvo. Finalizamos este trabajo con un capítulo de estudio de todos aquellos proyectos de ferrocarriles de todo tipo
que por distintos motivos no llegaron a ver la luz por la región. Entre estos últimos cabe destacar el proyecto de Tranvía a vapor
entre Haro y Pradoluengo por el valle del Tirón y sobre todo, el fallido intento del proyecto de trazar la línea Madrid-Irún desde
Burgos bordeando la sierra por los valles del Oca y Tirón pasando por Haro en lugar de Pancorbo cuando el ferrocarril iniciaba
su andadura trazando sus principales ejes por la península como motor de desarrollo en potencia con respecto a los medios de
tracción animal de la época